sábado, 1 de abril de 2017

entrenamiento de la flexibilidad en niños


Flexibilidad en niños

Elaborado por: Daniel Eduardo Arévalo.
                           Sebastián Felipe Espinosa.

La flexibilidad se refiere al rango de movimiento alrededor de una articulación (Bompa, T. 2005).

 Permite al deportista realizar varios movimientos y habilidades fácilmente previniendo lesiones.

 Un programa de flexibilidad inmediato, cuidadoso y que vaya
aumentando progresivamente estirará los músculos, aliviando la
sobrecarga muscular y prevención de lesiones.

Desarrollo de la flexibilidad

 El rendimiento de la flexibilidad disminuye con la edad después de la
pubertad.

 A causa de: aumento de masa y fuerza muscular y estatura.

 El objetivo de un programa de entrenamiento de la flexibilidad es
mantener el nivel deseado.

 Enfatizar el trabajo de flexibilidad general que implique todas las
articulaciones del cuerpo, ya que dará como resultado un buen desarrollo
básico.

 Es importante el desarrollo de la flexibilidad general porque no se sabe qué
músculos son los que requerirá la mayor cantidad de flexibilidad como
resultado del entrenamiento para un deporte en específico.
 En nivel más bajo de flexibilidad se presenta en la segunda etapa de la
pubertad.

 La pubertad es la etapa de desarrollo en donde las diferencias de
flexibilidad entre género son más grandes.

 Durante la post-pubertad la diferencia entre género continua, pero las
chicas demuestran más flexibilidad en las articulaciones en especial la
cadera que los chicos.

 Porta (1988) considera que un momento clave se sitúa entre los 12-14 años,
edad en que la involución se hace más acentuada si el sujeto no es
sometido a entrenamiento.

Principios del entrenamiento de la flexibilidad

La movilidad es muy grande en los niños (hasta los 10 años).

 Deberá efectuarse un entrenamiento de movilidad para poder mantener
el nivel alcanzado.

 Hasta los 10 años siempre que sea posible deberá efectuarse un
entrenamiento general de movilidad.

 La movilidad durante la infancia y juventud no tiene que desarrollarse
hasta el límite del movimiento, ya que podría producir el desarrollo de otras
características de la movilidad que afectara de forma negativa a largo
plazo.

 El entrenamiento de la movilidad deberá efectuarse en función de la
edad.

 Los ejercicios de movilidad han de ser activos. Los pasivos y estáticos sólo
se efectuaran a partir de la adolescencia.

 Al determinar una movilidad demasiado grande junto con muestras de
debilidad en la musculatura, deberá darse más importancia al
fortalecimiento muscular y no tanto a los estiramientos que empeorarían
más este problema.

Métodos de estiramiento 

 La flexibilidad no debería ser aburrida. Se puede combinar con juegos, sin
embargo no cree un ambiente competitivo ya que puede dar como
resultado un sobre estiramiento y un daño eventual.

 Métodos activos.


Referencias 

 García, J. Navarro, M. & Ruiz, J. (1996). Bases teóricas del entrenamiento
deportivo. Ed. Gymnos.

 Bompa, T. (2005). Entrenamiento para jóvenes deportistas. Ed. Hispano
Europea. Tomado de:
https://books.google.com.co/books?id=CNJf888X2PAC&pg=PA49&dq=ent
renamiento+de+la+flexibilidad+en+ni%C3%B1os&hl=es -419&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q=entrenamiento%20de%20la%20flexi
bilidad%20en%20ni%C3%B1os&f=false

martes, 28 de marzo de 2017

ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA FLEXIBILIDAD EN LA ADOLESCENCIA

Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 1 - número 2 - junio 2001 - ISSN: 1577-0354
Arregui Eraña, J.A. y Martínez de Haro, V. (2001). Estado actual de las investigaciones sobre la flexibilidad en la adolescencia. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 1 (2) p. 127-135 http://cdeporte.rediris.es/revista/revista2/artflexi.htm
ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA FLEXIBILIDAD EN LA ADOLESCENCIA
CURRENT STATE OF THE INVESTIGATIONS ON THE FLEXIBILITY IN THE ADOLESCENCE
Arregui Eraña, J.A. y Martínez de Haro, V.*
* Universidad Autónoma de Madrid, e-mail: vicente.martinez@uam.es
RESUMEN
Se han buscado aquellos artículos que tienen que ver con la flexibilidad. Los diferentes artículos evidencian que las chicas tienen mejor flexibilidad que los chicos, que los sujetos entrenados específicamente tienen mejor movilidad que los no entrenados o los entrenados de forma genérica. Además los diferentes autores no han sido capaces de encontrar una medida generalizada de la flexibilidad y casi todos opinan que la medición debe hacerse en cada articulación. Existen discrepancias entre correlaciones de medidas antropométricas y flexibilidad.
ABSTRACT
They have been sought those articles that have to do with the flexibility. The different articles evidence that the girls have better flexibility that the kids, that the trained subjects specifically have better mobility that the not trained or the trained in a way generic. Furthermore the different authors have not been capable of finding a generalized measure of the flexibility and nearly all hold that the measurement must be made in each joint. Exist discrepancies between measure correlations anthropometry and flexibility.
PALABRAS CLAVE: flexibilidad, movilidad, adolescencia, antropometría, pruebas físicas.
KEYS WORD: flexibility, mobility, adolescence, anthropometry, physical fitness tests.
INTRODUCCIÓN
Definimos la flexibilidad como la capacidad física de amplitud de movimientos de una sola articulación o de una serie de articulaciones. Si
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queremos medir la flexibilidad tendremos que valorar esta amplitud de movimientos. Para ello existen una serie de métodos y pruebas que no terminan de satisfacer plenamente.
La flexibilidad puede ser estática o dinámica. Sobre esta última no se ha podido establecer una definición ni unas mediciones rigurosas, si bien ha sido asociada con la oposición o resistencia al movimiento de las articulaciones. (Hubley-Kozey Ch. L., 1995).
Un serio problema que tiene la flexibilidad a la hora de ser estudiada es la cantidad de factores, a veces muy complejos, por los que se ve afectada. Así concurren en ella en primer lugar la capacidad de las unidades músculo- tendinosas para estirarse y las restricciones físicas de cada articulación. (Hubley-Kozey Ch. L., 1995) Hay más factores que inciden y se estudian como son el sexo, la edad, el nivel de crecimiento, la práctica deportiva y el entrenamiento.
Muchos autores dan por supuesto que cada articulación es independiente en su medida, mientras otros buscan pruebas que traten de medir la flexibilidad global del cuerpo.
Respecto a los tipos de estudio vemos que abundan los que tratan sobre las capacidades físicas, entre ellas la flexibilidad, en practicantes de diversos deportes, en distintas edades, tratando de ver su mayor o menor incidencia en la práctica y en el rendimiento deportivo. También los hay sobre la validez de las pruebas y test de medición y sobre la influencia en las lesiones deportivas.
Es el objetivo de este articulo examinar el estado actual de las investigaciones sobre flexibilidad en las edades escolares viendo cómo y para qué se ha utilizado la medición de esta capacidad física y qué conclusiones se han sacado.
LOS MÉTODOS Y LAS PRUEBAS DE MEDICIÓN DE LA FLEXIBILIDAD
Respecto a las pruebas e instrumentos de medida de la flexibilidad habría que precisar claramente qué miden. Así, hay quien ha pretendido generalizar excesivamente y ha dado como válidas para medir la flexibilidad globalmente pruebas como la de “sentarse y alcanzar” o “sit and reach” en inglés (Wells y Dillon, 1952) o su modificación, como la denomina la batería Eurofit “flexión del tronco delante desde la posición de sentado” que se hace en posición de sentado delante de un cajón de unas medidas estándar. Por su facilidad de aplicación y su alta reproducibilidad es una de las técnicas de medición más empleadas en los estudios realizados sobre el tema, sobre todo por aquellos que no estudian solamente la flexibilidad sino también otras capacidades físicas suponiendo que el “sentarse y alcanzar” (test del cajón) es prueba representativa de la flexibilidad en general. De hecho sólo mide la flexibilidad y elasticidad de los músculos de la parte inferior de la espalda y los
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isquiotibiales. Sus mismos autores titulan el artículo dedicado a esta prueba como “The sit and reach, a test of back and leg flexibility” traducido “El sentarse y alcanzar, un test de flexibilidad de espalda y pierna”. (Wells y Dillon, 1952). En este test el resultado está directamente influenciado por tanto por las articulaciones y musculatura de la parte inferior de la espalda y de la parte correspondiente de la extremidad inferior. En menor grado ejerce influencia el cinturón escapulohumeral (sobre todo romboides y trapecio). También limita el resultado cualquier desviación estructural de la columna. (Pila Teleña, A., 1997).
Allen W. Jackson y Alice A. Baker (1986) en un estudio con chicas de 13 a 15 años dedicado a la validez del “sentarse y alcanzar” para medir la flexibilidad de la parte inferior de la espalda y de los tendones de la parte posterior de la rodilla llegan a la conclusión de que tiene una validez moderada cuando se use sólo como una valoración de flexibilidad del tendones de la parte posterior de la rodilla, pero parece no proporcionar una valoración válida de la flexibilidad de la espalda y en particular de la parte inferior de la espalda. Cuestionan así el hecho de que la prueba haya sido incluida en importantes tests de salud y forma física y que mida dos áreas de flexibilidad, mientras que la mayoría de los autores mantienen que la flexibilidad es específica de cada articulación.
González Millán I. (1997-98) desaconseja por su escasa validez los tests de flexión profunda del cuerpo y el de sentarse y alcanzar por los efectos que sobre él ejercen la relación intermembral brazo pierna y la altura del cajón. Propone como pruebas suficientemente representativas de la flexibilidad global de una persona el test Tot Flex de Porta (1985) y el cociente extraído del puente dorsal (dividiendo la altura entre la base lograda) consideradas conjuntamente. Por eso las aconseja para la evaluación escolar.
Un autor clásico sobre el tema es J.R. Leighton que diseñó un flexómetro e hizo varios estudios sobre flexibilidad. El flexómetro de Leigthon (1966) es un goniómetro de tipo gravitatorio que tiene un dial graduado en 360o y una aguja indicadora. Se ajusta a los miembros mediante una goma. La lectura directa en el dial es el arco descrito por el movimiento articular. El método es muy fiable según diversos estudios aunque señalan algunos problemas al no distinguir entre la amplitud de movimientos de la espalda y la cadera.
Otro aparato usado es el goniómetro estándar que es un transportador de ángulos con dos brazos, uno fijo que forma el cuerpo del goniómetro con el transportador y el otro móvil unido al cuerpo del goniómetro con un remache. Tiene algunos problemas (Hubley-Kozey, Ch. L., 1995) ya que se requieren por parte del examinador conocimientos claros de anatomía para detectar los hitos óseos para alinear bien los brazos del goniómetro. Además no se aconseja para la medida del movimiento espinal.
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El Inclinómetro o goniómetro clínico es otro goniómetro gravitatorio con un fundamento similar al de Leigthon y sirve para la medida de los desplazamientos espinales.
El test flexométrico que presentan Gerard Moras y Salvador Torres (1989) utiliza un flexómetro consistente en un compás que en su parte superior tiene una barra o regla graduada solidaria a uno de los brazos del compás y deslizante en el otro. Esta disposición delimita un triángulo isósceles que mantiene siempre constante la longitud de sus lados iguales. Otra regla también graduada permite tomar medidas de la escala centesimal y acoplarse fácilmente al flexómetro. Según los autores es aplicable a todas las articulaciones y elimina los errores provocados por las diferencias antropométricas que presentan las personas en los diferentes segmentos corporales.
Respecto a las medidas de desplazamiento angular Hubley-Kozey (1995) señala como problema que no son medidas directas de la longitud muscular ni de su cambio de longitud.
CARACTERÍSTICAS DE LAS INVESTIGACIONES Y SUS RESULTADOS:
Nos encontramos con estudios sobre variables relacionadas con la flexibilidad como son la práctica deportiva, los factores que la condicionan (edad, sexo, crecimiento, antropometría,...) y la incidencia de la flexibilidad en la lesionabilidad deportiva.
La flexibilidad y la práctica deportiva
Entre los autores de los trabajos que aquí aparecen, tanto Song, Thomas MK (1983) como Bale P., Mayhew J.L., Piper F.C., Ball T.E., Willman M.K. (1992) y Raudsepp L. y Jürimäe T. (1996) dicen que hay pocos estudios sobre los cambios en los años de crecimiento en relación con el ejercicio, las capacidades físicas y el resultado deportivo y que debe estudiarse más el tema porque los resultados no son suficientes para llegar a conclusiones claras.
Song, Thomas MK (1983) en un estudio sobre atletas de género femenino de 15 a 17 años encontró que la flexibilidad era mayor en las muchachas entrenadas que en la población normal en todas las articulaciones menos en la flexibilidad de cuello y hombros y la rotación de caderas y tronco. Utilizó las técnicas e instrumentos de Leigthon. Durante la temporada de competición (duraba seis meses y los sujetos entrenaban 5 días a la semana todas las capacidades físicas específicamente) mejoró la flexibilidad de la cadera, tronco, rodilla y tobillo, pero sólo significativamente en la cadera y rotación del tronco.
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Koutedakis, Y. (1995) Sugiere que en la mayoría de los deportes los entrenamientos generales y la competición no refuerzan la flexibilidad. En contraste, en los deportistas a los que se les incluyó en el entrenamiento el trabajo repetitivo de la flexibilidad específica a lo largo del año hubo aumento en medidas de flexibilidad después de la temporada.
En un estudio sobre jóvenes atletas de élite de entre 9 y 18 años del Reino Unido practicantes cada uno de diferentes deportes (fútbol, gimnasia, natación y tenis) Maffuli N., King J. B. y Helms P. (1994) midieron con medidas lineales la flexibilidad del miembro superior y articulación glenohumeral, de la espina lumbar y tendones de la corva y de la cadera, músculos aductores y posteriores del muslo (admiten que las medidas lineales son más limitadas que las angulares). Deducen que los gimnastas y las gimnastas eran los más flexibles de los cuatro grupos de deportistas incluso en una edad temprana. La flexibilidad del miembro superior y articulación glenohumeral en el lado derecho fue mayor que la del izquierdo para todos los deportes y para ambos sexos. Existió una fuerte correlación entre las medidas de flexibilidad en muchachas nadadoras y jugadoras de tenis. En los chicos se evidenció una correlación pobre entre las tres medidas de flexibilidad en todos los deportes excepto en los nadadores en los que todas las articulaciones estaban muy correlacionadas entre sí.
Leone M. y Lariviere G.(1996) midieron, entre otras capacidades físicas, la flexibilidad del tronco y la extensión del hombro en muchachos deportistas de 12 a 17 años sometidos a entrenamiento intensivo. Compararon los resultados con una población general de adolescentes no deportistas. Los deportistas obtienen resultados superiores en el conjunto de las capacidades físicas medidas, que se acentúan en función del grado de maduración.
En jugadores de fútbol de elite sub–18 (Leatt P., Shephard R.J. y Plyley M.J., 1987) se vio que tenían sobre la media más flexibilidad en la cadera que otros jugadores y se atribuyó el resultado a la selección, al tipo de entrenamiento y a una preparación impropia en los otros. La flexibilidad fue medida por el test sentarse y alcanzar.
También Raudsepp L. y Jürimäe T. (1996) encontraron asociación positiva entre varios índices de aptitud física y la actividad física entre moderada y vigorosa que realizaban niños de 7 a 10 años y niñas de 10 a 11 años. La flexibilidad fue medida por el test sentarse y alcanzar.
Los factores que condicionan la flexibilidad (edad, sexo, crecimiento y medidas antropométricas)
Bale P., Mayhew J.L., Piper F.C., Ball T.E., Willman M.K. (1992) ven que las chicas son significativamente superiores a los chicos sólo en flexibilidad y atribuyen al incremento muscular la explicación de que los chicos sean menos
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flexibles. Se utilizó la prueba sit and reach en chicos y chicas de 13 a 18 años de equipos deportivos escolares
Maffuli N., King J. B. y Helms P. (1994) encontraron que la flexibilidad estaba más generalizada en las chicas que en los chicos en los que la flexibilidad de la parte superior del cuerpo era independiente de la inferior. Las muchachas eran más flexibles que los chicos entre los 13 y los 16 años. En cuanto a la edad encuentran que la mayoría de los rangos de movimiento son influenciados a través de la edad y que algunos son específicos de cada deporte. La aparición de la pubertad tiene mayor valor predictivo que la edad cronológica sin la evidencia de una disminución relativa en flexibilidad durante el periodo de crecimiento lineal máximo.
Krahenbuhl G. S. y Marten (1977) encontraron que la flexibilidad en los adolescentes (10 a 14 años) disminuía cuando la superficie del cuerpo aumentaba, especialmente la flexibilidad de las rodillas.
En el citado estudio de Leone M. y Lariviere G.(1996) en el que midieron la flexibilidad del tronco y la extensión del hombro en muchachos deportistas de 12 a 17 años observaron que estas medidas de amplitud articulo-muscular se mejoraban en función de la edad cronológica. Respecto al crecimiento dicen que los débiles coeficientes entre variables antropométricas y biométricas sugieren que a pesar de la importancia de las diferencias en las características físicas observadas entre los atletas y la población de referencia, éstas no son suficientes para explicar por ellas solas el éxito en las pruebas biométricas.
Docherty D. y Bell R. D. (1985) tomaron niños y niñas de 6, 9, 12 y 15 años y midieron la flexibilidad con medidas lineales (sit and reach, elevación del hombro y muñeca, extensión del tronco y cuello) y medidas angulares con el flexómetro Leigthon (flexión / extensión de hombro, cadera y tronco) y las relacionaron con medidas antropométricas. Concluyen que las chicas eran más flexibles que los chicos en todas las edades. Para los chicos la flexibilidad declina con la edad, tendencia particularmente cierta para la flexión/extensión de hombro, flexión / extensión de tronco, sentarse y alcanzar, elevación del hombro y muñeca, extensión del tronco y cuello. Es explicable por las diferencias en la morfología del esqueleto entre los dos sexos.
A diferencia de estudios previos el de Docherty y Bell encontró una correlación negativa alta entre las dimensiones antropométricas y la flexibilidad, en particular con la flexibilidad del hombro. A los 15 años la alta negativa correlación se hacía patente entre las medidas antropométricas y la flexibilidad del tronco. Las negativas correlaciones indican que los sujetos con miembros largos y alta estatura no puntúan en las medidas de flexibilidad tan bien como los de miembros cotos y baja estatura. Encuentran difícil explicar las altas y negativas correlaciones entre medidas antropométricas y de flexibilidad. Actualmente no hay razones satisfactorias para explicarlo; puede deberse a una diferencia de longitud durante el crecimiento entre los huesos y los
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músculos que incrementa la tensión muscular y disminuye temporalmente la flexibilidad.
En sus artículos, por el contrario, Raudssep L. y Jürimäe T. (1996) no encuentran correlación significativa entre el crecimiento, el grosor y varias componentes de forma física (fuerza funcional, flexibilidad de la espalda baja, equilibrio y agilidad) y dicen que posiblemente no exista correlación significativa entre medidas somáticas y flexibilidad.
Moras (1992) en un análisis crítico de dos pruebas de flexibilidad (giro de hombros con bastón y espagat lateral) para medir respectivamente la flexibilidad de las articulaciones escápulo-humeral y coxofemoral afirma que las medidas convencionales lineales correlacionan significativamente con las medidas antropométricas. Las angulares tomadas con el flexómetro no lo hacen, por lo que defiende éstas últimas por no verse influenciadas por las longitudes de brazos y piernas.
Se puede apreciar que hay discrepancias serias en los diversos investigadores respecto a la influencia del crecimiento y las correlaciones entre flexibilidad y medidas antropométricas.
Incidencia de la flexibilidad en la lesionabilidad deportiva
Respecto a la mayor o menor influencia de la flexibilidad en las lesiones Koutedakis (1995) dice que los efectos del entrenamiento de flexibilidad en temporada han sido poco estudiados, debido quizá a la complejidad de la medida y que los pocos estudios existentes han notado que poco cambia.
Maffuli N., King J. B. y Helms P. (1994) encuentran correlaciones bajas, no significativas entre flexibilidad y fuerza para el número total de lesiones fijándose en la flexibilidad registrada por splits frontales realizados por los niños estudiados que no padecieron ninguna, una o más de dos lesiones agudas.
Leatt P., Shephard R.J. y Plyley M.J., (1987) contrariamente a algunos informes comprueban la importancia en evitar lesiones en las piernas de la flexibilidad de la cadera de jugadores canadienses sub-18, mayor que la de una muestra de población nacional.
CONCLUSIONES
En cuanto a las pruebas de medición de la flexibilidad parece difícil encontrar alguna que pueda medir la flexibilidad global. La mayor parte de los autores se inclinan a pensar que es específica de cada articulación.
La población joven que practica actividad física tiene mejor flexibilidad que los que no lo hacen
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  • −  Los entrenamientos específicos realizados habitualmente parecen mejorar algo la flexibilidad. Los entrenamientos genéricos y la competición sólo no consiguen mejora.
  • −  Hay discrepancias en los diversos autores en cuanto a la influencia del crecimiento y de la edad en la flexibilidad. Las correlaciones entre medidas antropométricas y flexibilidad y entre edad y flexibilidad difieren según los distintos estudios.
  • −  No ocurre tal cosa con el sexo: está claro que las chicas son más flexibles que los chicos y que su flexibilidad está más generalizada. En los chicos es más específica.
  • −  Existe relación entre flexibilidad e incidencia en las lesiones. Parece que la flexibilidad tiene su importancia evitando lesiones.
    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  • −  ALLEN W. JACKSON Y ALICE A. BAKER (1986) The relationship of the sit and reach test to criterion measures of hamstring and back flexibility in young females. Research quarterly for exercise and sport. USA, v. 57, no 3, 183-186
  • −  BALE P, MAYHEW J. L, PIPER F. C, BALL T. E, WILLMAN M. K., (1992), Biological and performance variables in relation to age in male and female adolescent athletes, Journal of sports medicine and physical fitness (Torino) 32(2), June 142-148.
  • −  BARBANY, J., BUENDÍA, C. FUNOLLET, F., HERNÁNDEZ, J. y PORTA J., (1988) Programas y contenidos de la educación físico deportiva en BUP y FP. Paidotribo, Barcelona.
  • −  DOCHERTY D, BELL R. D., (1985), The relationship between flexibility and linearity measures in boys and girls 6-15 years of age. Journal of human movement studies (Edinburgh, Eng.) 11(5), 279-288.
  • −  GONZÁLEZ MILLÁN, ISMAEL. (1997-98). Validación de pruebas de campo para la medición de la flexibilidad y su relación con la estructura corporal. Tesis doctoral. Facultad de Biología. U. León.
  • −  HUBLEY-KOZEY, CHERIL L., (1995), Evaluación de la Flexibilidad, en MAC DOUGALL, DUNCAN J. et al., Evaluación Fisiológica del deportista. Paidotribo. Barcelona. Pp. 381-437
  • −  KRAHENBUHL Gary S., MARTEN S. L., (1977) Adolescent body size and flexibility. Research quarterly. USA, 48, no 4, pp. 797-799.
  • −  LEATT P, SHEPHARD R. J., PLYLEY M. J., (1987), Specific muscular development in under-18 soccer players. Journal of sports sciences (London, Eng.) 5(2), Summer, 165-175.
  • −  LEIGTHON J.R. (1966) The Leigthon flexometer and flexibility test. Journal Assoc. Physical and Mental Rehabilitation, 20 (3), 86-93.
  • −  LEONE M., LARIVIERE G., (1996), Profil anthropometrique et biomoteur d'athletes adolescents soumis a un entrainement intensif, STAPS: Revue des sciences et techniques des activités physiques et sportives (Grenoble) 17(41), oct, 25-40.
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  • −  MORAS, GERARD, (1992), Análisis crítico de los actuales test de flexibilidad. Correlación entre algunos de los tests actuales y diversas medidas antropométricas, Apunts, V. XXIX, 127-137
  • −  MORAS, GERARD, TORRES, SALVADOR, (1989) El flexómetro: nuevo test para medir la flexibilidad, Revista de Entrenamiento Deportivo, v. III, n. 3, 14-20.
  • −  MORAS, GERARD, TORRES, SALVADOR, (1990) La flexibilidad. Teoría y práctica. Revista de Entrenamiento Deportivo, v. IV, n. 6, 20-28
  • −  PILA TELEÑA, A., (1997), Evaluación deportiva, Pila Teleña, Madrid
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    prepubertal boys, Biology of sport (Warsaw) 13(4), 279-289.
  • −  SONG THOMAS MK., (1983) Effects of seasonal training on anthropometry, flexibility, strength and cardiorespiratory function on junior female, track and field athletes. The journal of sports medicine and physical fitness, ITALIA, t:
    23, no 2, pp 168-177.
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    flexibility. Research quarterly for exercise and sport. USA, 23, 115-118 Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte – vol. 1 - número 2 - junio 2001 - ISSN: 1577-0354
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viernes, 24 de febrero de 2017

FUERZA EN NIÑOS


Resultado de imagen para fuerza en niños gif

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Introducción: La malnutrición por exceso es una constante en países en vías de desarrollo, Chile no es una excepción ya que existe una marcada tendencia hacia el sobrepeso y obesidad en la población escolar. La fuerza muscular ha sido asociada con un adecuado estado de salud cardiovascular y metabólica en la población escolar. Se necesitan intervenciones efectivas, que utilicen herramientas lúdicas y que permitan mejorar el estado nutricional y la capacidad física de los escolares. Objetivo: Valorar la efectividad de una intervención basada en juegos realizados dentro de la jornada escolar de los niños para mejorar el estado nutricional y la fuerza muscular. Método: 156 escolares de 7 a 15 años, pertenecientes a dos colegios municipalizados con jornada escolar completa, participaron de un programa piloto basado en juegos recreativos dinámico durante 45 minutos de lunes a viernes durante 3 meses, en el recreo más extenso de la jornada escolar. Resultados: Al finalizar la intervención se observó una modificación estadísticamente significativa en el estado nutricional, donde destaca un aumento de niños que alcanza el estado nutricional normal. En aquellos que fueron clasificados previamente como obesos se logra modificar su estado nutricional hacia sobrepeso (p < 0,001). Se observó una disminución de la fuerza muscular del tren inferior al término del estudio (p < 0,001). Conclusiones: Se demostró el impacto positivo de una intervención basada en juegos recreativos dinámicos durante los recreos escolares, con modificación positiva en el estado nutricional, pero sin mejoría de la fuerza muscular de los escolares.

http://web.b.ebscohost.com.proxy.umb.edu.co:2048/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=4d28e266-796d-4872-8821-b42dad0098ce%40sessionmgr102&vid=5&hid=128

Entrenamiento de la fuerza en niños



FISIOLÓGICAS DEL ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA CON NIÑOS Y ADOLESCENTES PHYSIOLOGICAL BASES OF THE TRAINING OF THE FORCE WITH CHILDREN AND ADOLESCENT Domínguez La Rosa, P. y Espeso Gayte, E. * Licenciadas en Educación Física. 


Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte – vol. 3 - número 9 - marzo 2003 - ISSN: 1577-0354

Domínguez La Rosa, P. y Espeso Gayte, E. (2003). Bases fisiológicas del entrenamiento de la fuerza con niños y adolescentes. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 3 (9) pp. 61-68 http://cdeporte.rediris.es/revista/revista9/artfuerza.htm BASES


RESUMEN Profundizaremos en el estudio de la fuerza, pero dentro del ámbito escolar, incluyendo aspectos relacionados con el desarrollo muscular en los niños y adolescentes, así como las tareas y ejercicios más adecuados para desarrollar esta capacidad física básica.


 PALABRAS CLAVE: fuerza, músculo, mecanismos, factores, ejercicios, niños, adolescentes, periodo evolutivo.


CINDY HOYOS
EDWAR LOPEZ
MARCELA GARCIA


http://cdeporte.rediris.es/revista/revista9/artfuerza.pdf












entrenamiento de la fuerza en niños

EL ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA EN NIÑOS Y JÓVENES.
APLICACIÓN AL RENDIMIENTO DEPORTIVO 
STRENGTH TRAINING IN CHILDREN AND YOUTH APPLIED TO SPORTS 
PERFORMANCE.

Adjuntado por: Daniel Arévalo & Felipe Espinosa

D. Francisco Javier, Pastor Navarro
Centro de Estudios Olímpicos. Universidad de Alicante
Adress for correspondence:
D. Francisco Javier Pastor Navarro
edudeporte@ua.es


RESÚMEN 
El entrenamiento de la fuerza en los niños y los jóvenes ha sido, tradicionalmente, un tema
controvertido. Generalmente, el origen de estacontroversia es un buen número de prejuicios
inducidos por la falta de actualización en los conocimientos sobre desarrollo motor humano y sobre
las bases de la metodología del entrenamiento  de la fuerza. La visión estereotipada del
“fisioculturista” de gimnasio o el deportista adulto de halterofilia contribuyen a mantener la “leyenda
negra” sobre el desarrollo de este factor motor condicional que, en realidad, requiere el mismo
tratamiento que cualquier otro: conocimientos amplios y profundos sobre la materia y sobre las
características individuales de los deportistas, buenas dosis de sentido común y finalmente, una visión
general de todo el proceso de marcada orientación “humanista”. El objetivo de este artículo es el de
ofrecer una pincelada del estado de la cuestión en este momento, a la luz de la postura y declaraciones
de algunos de los más destacados investigadores y reputadas instituciones nacionales e internacionales
y ofrecer una serie de recomendaciones sobre como se concibe en la actualidad el proceso para el
desarrollo de esta importante cualidad motriz. Palabras clave:Desarrollo motor, capacidades
condicionales, entrenamiento de la fuerza.

POSICIÓN CIENTÍFICA ACTUAL
En el ámbito de la Ciencia del Entrenamiento Deportivo, durante los últimos años, el
entrenamiento de la fuerza se ha convertido en un tema de estudio “estrella” en cuanto a
las investigaciones sobre los factores motores condicionales y su influencia en el
rendimiento deportivo. Esto ha sido así en el terreno teórico porque desde la práctica del
entrenamiento, esta cualidad básica condicional está considerada como la “piedra
angular” de los resultados competitivos en un gran número de especialidades
deportivas, por ejemplo:
En aquellas en las que el rendimiento está altamente determinado por distintas
expresiones / manifestaciones de fuerza: lahalterofilia o los lanzamientos en el
atletismo. La razón de ello resulta obvia. Estos deportes requieren un alto desarrollo de
la misma.
En otras especialidades deportivas donde los resultadoscompetitivos se obtienen,
fundamentalmente, por una alta / máxima velocidad de desplazamiento global / corporal
o de grandes capacidades de aceleración, con y sin artefactos mecánicos y en distintos
medios físicos:
• Las carreras cortas y los saltos en atletismo.
• La gimnasia artística.
• Las pruebas cortas en natación.
• Las pruebas de velocidad enel ciclismo en pista.
• El remo y el piragüismo.
• etc.
Por la influencia de la “fuerza dinámica máxima” y la “fuerza explosiva” en las
posibilidades de velocidad. “La fuerza máximay la fuerza explosiva” tienen un efecto
positivo para la velocidad; fuerza máxima, fuerza explosiva y velocidad forman una
“unidad dinámica” (Grosser, M., 1991) y son dos elementos con alto grado de
“entrenabilidad” (posibilidad de mejora de una capacidad motriz por efecto del
entrenamiento) (Zatsiorski, 1966; en Cometti, G., 2002).
En las especialidades deportivas en las que la alta maestría está determinada por la
velocidad con la que seejecutan los gestos tecnomotores y las acciones tácticas, contra
resistencias medias / altas (dependiendo de las condiciones biomecánicas que concurran
circunstancialmente durante el transcurso de laacción):
• La lucha grecorromana.
• Judo.
• Esgrima.
• Etc.
También, en los “juegos deportivos”. En mayor o menor medida dependiendo de las
características concretas de cada uno, por su influencia en el desarrollo de las acciones
técnico-tácticas, puntuales, pero decisivas para el resultado de lacompetición. Como
afirma Manfred Grosser (1991): “La velocidad o bien, la velocidad de movimiento, es la
característica “en sí” de la mayoría de las acciones deportivasque terminan con
éxito”.
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En especialidades deportivas donde la fuerza no se considera un factor determinante
para el rendimiento (aunque, en éstas, la “fuerza  específica” siempre lo sería:
generalmente se trata de manifestaciones específicas de la “resistencia de fuerza” y la
misma, en el deporte, no es más que una generalización conceptual y sólo es posible
considerarla en el ámbito de la manifestación de fuerza en el marco concreto espaciotemporal y de la estructura propia de los gestos de una modalidad deportiva) También,
como un medio eficaz para prevenir las lesiones propias de estos deportes y en los
citados anteriormente, contrarrestando los  posibles factores limitantes para el
rendimiento que podrían constituirse por desequilibrios musculares que imposibiliten el
alcanzar la máxima eficacia en los gestos técnicos fundamentales.Por lo tanto, el
entrenamiento de la fuerza sería beneficioso de un modo indirecto, pero, fundamental,
en determinados niveles de rendimiento deportivo.
De esta reflexión inicial se desprende la conclusión, de que el entrenamiento de la
fuerza puede ser primordial o fundamental para un amplio número de especialidades
deportivas y como mínimo, beneficioso para todas las demás.
El entrenamiento de la fuerza en niños y jóvenes ha sufrido tradicionalmente un
tratamiento “residual” y fuertemente marcado por una tendencia “proteccionista” mal
entendida, generalmente, consecuencia de una falta de conocimientos profundosacerca
de: el perfil motor de los distintos deportes, de los principiosmetodológicos y los
medios modernos para el entrenamiento de lafuerza y de la propia biología del niño y el
joven. En este sentido, las posiciones científicas actuales, con relación a la iniciación en
el entrenamiento de fuerza,se podrían resumir en las siguientes afirmaciones y
declaraciones:
En 1985, la Sociedad Americana de Ortopedia para la Medicina del Deporte, la
Asociación Americana de Pediatría, el Consejo Americano de Medicina del Deporte, la
Asociación Nacional deFuerza y Acondicionamiento, el Comité Olímpico Americano,
la Sociedad de Pediatría y Ortopedia y otras,declaraban que el entrenamiento de fuerza
puede ser sano y beneficioso para los más jóvenes (V. G. Payne y col., 1997; en J. J. G.
Badillo y J. Ribas, 2002).
En relación a su tradicional consideración como fuente de lesiones, Wilmore y Costill
(1994); en J. J. G. Badillo y J. Ribas (2002), encuentran más riesgos de lesiones sobre la
placa epifisaria en deportescomo el baseball, la natación o el tenis.
“Durante un periodo de 20 años, lesiones epifisarias relacionadas con el deporte sólo
se han comunicado en85 casos. Sin embargo, ninguna de estas lesiones se relacionó
con la participación en un programa de entrenamiento de fuerza. Este tipo de lesión
suele ser rara durante la actividad física y se ve con más frecuencia en adolescentes
que en niños” W. E. Wilkins (1980) en“Postura de la Sociedadde Medicina Deportiva
de Israel”; citado como documento de declaración sobre “El entrenamiento de fuerza
para niños y adolescentes” en la Federación Española de Medicina del Deporte y el
Ejercicio FEMEDE (2004).
Por el contrario, Faigenbaum y col. (1996b); citado por J. J. G. Badillo y J. Ribas (2002)
afirma que: “Una de las ventajas más interesantesque presenta el entrenamiento de
fuerza en estas edades en relación con elAlto Rendimiento es el efecto que se la
atribuye sobre la prevención delesiones. Esta prevención se debe al fortalecimiento de
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las estructuras de soporte (ligamentos, tendones y huesos) a la capacidad del músculo
entrenado de soportar más carga y al desarrollo del balance muscular alrededor de la
articulación”.
La Asociación Nacional Americana de Fuerza y Acondicionamiento, la Sociedad
Americana de Ortopedia para la Medicina del Deporte y la Sociedad Americana de
Pediatría, indican que los beneficios que los niños y los jóvenes pueden obtener de un
programa de fuerza adecuadamente prescrito son los siguientes:
• Aumento de la fuerza muscular.
• Incremento de la resistencia muscular local.
• Prevención de lesiones durante la práctica deportiva.
• Mejora de la capacidad de rendimiento en el deporte y en las actividades
recreacionales.
(Kraemer y Fleco, 1993);en J. J. G. Badillo y J. Ribas (2002)
“Las lesiones en el cartílago articular causadas por repetidos micro traumatismos son
numerosas. El uso de determinadas técnicas de fuerza, con una apropiada supervisión,
nos ayudan a prevenir lesiones por sobreuso como son el “codo de tenista”, el dolor de
rodillas en carreras pedestres largas o el hombro de nadador” (V. Ortiz Cervera,
1996).
En 1996, la Nacional Strengh and Conditioning Association (NSCA) publica una
declaración supervisada por un comité de 11 profesionales expertos en la investigación
clínica y en el entrenamiento de fuerza enjóvenes. En la misma declara que: Un
entrenamiento de fuerza debidamente diseñado y supervisado:
• Es seguro paralos niños.
• Puede aumentar la fuerza en los niños.
• Puede ayudar al bienestar psicosocial de los niños.
• Puede ayudar a mejorar las habilidades motoras y el rendimiento deportivo en los
niños.
• Puede ayudar a prevenir las lesiones enactividades deportivasy recreacionales.
• Puede mejorar la salud general de los niños.
(Faigenbaum y col., 1996); citado por J. J. G. Badilloy J. Ribas (2002)
Éste es un resumen de los múltiples estudios actuales que demuestran el más que
posible beneficio del entrenamiento de fuerza en los niños y los jóvenes y permite
afirmar que, a estas alturas del conocimiento científico sobre esta cuestión, lo
importante no es determinar si hay que entrenaro no la fuerza en estas edades y si es
útil hacerlo. Las cuestiones por resolver son: ¿Cuándose debe empezar este
entrenamiento? ¿Cuáles son los principios metodológicos generales y particulares del
mismo y qué medios se deben utilizar?
MOMENTO DE INICIO DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA
Como otros aspectos del entrenamiento de la fuerza en niños y jóvenes, éste ha
resultado controvertido siempre. Hasta hacealgunos años, la mayorparte de autores
situaban el momento adecuado deinicio en el entrenamiento sistemático de la fuerza en
las últimas fases de la adolescencia (16-18 años) porque era el momento de máxima
producción de hormonas androgénicas anabólicas (principalmente, la testosterona) y
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esto se asociaba a laidea, de que mientras no existieran las condiciones biológicas el
entrenamiento de la fuerza no era eficaz y porlo tanto, no era deseable. Ahora bien, los
últimos estudios serios y rigurosos en el terreno del desarrollo motor aplicado al
entrenamiento deportivo llegan a conclusiones biendistintas.
Por un lado, parece ser que las hormonas androgénicas no son las únicas responsables
de los incrementos en la fuerza. En estesentido, de 18 estudios publicados desde 1976 a
1993, en los que se entrenaba la fuerza en niños entre los 6 y los 11 años, en 16 se
observaba la mejora significativa de esta cualidad física, por encima de los que
formaban el grupo de control y no la entrenaban. Como no se encontraban en una fase
de máxima producción de testosterona se considera que otras hormonas, como la
insulina o la hormona del  crecimiento y los factores neuromusculares, son los
responsables de la mejora (A. D. Faigenbaum, 1993) en J.J. G. Badillo y J. Ribas
(2002).
Por otro lado, sí solo se aplicara el criterio de la producción dehormonas androgénicas
anabólicas ¿cuando se entrenaría la fuerza en las niñas y las jóvenes, teniendo en cuenta
que ellas siempre van a tener una producción de testosterona netamente menor a la de
los varones?
¿Es que no practican las mujeres la halterofilia, los lanzamientos atléticos, las carreras
de velocidad, el judo, etc.?
Como en los demás factores motores (condicionales y coordinativos) es probable que el
momento de iniciación del entrenamiento de la fuerza sea cuando se alcanza la “fase
sensible” para ello. En los estudios científicos realizados enlos últimos años, esta fase
sensible se sitúa mucho antes de lo que se indicaba con anterioridad:
J. Loko y col. (1996); enJ. J. G. Badillo y J. Ribas (2002) concluyeque en jóvenes de
países fríos el mayor aumento proporcional de la fuerza se produce entre los 12 y los 17
años en los hombres y entre los ¡10 y 13 años! en las mujeres y en el estudio no se
valoraba exclusivamente la fuerza explosiva sino también,la fuerza estática de la
musculatura de la espalda: en hombres entre 13 y 16 años crecía un 68,4 % y en las
mujeres entre los 11 y los 13 años un 51,5 %.
En estudios de Carron y Bayley (1984) y deBennen y Manila (1988), en Froberg y
Lammert (1996); citados por J.J. G. Badillo y J. Ribas (2002) se relaciona el mayor
crecimiento relativo de fuerza con el pico máximo de crecimiento, en concreto, 2 años
antes de éste y 1 año después.Estos estudios corroboran el hecho, de que el periodo de
máximo crecimiento de fuerza comienza en los 12 – 13 años en el hombre, para
terminar a los 17 – 18 años y de 2 a 4 años antes en las mujeres.
Estudios de Sale; en Cometti, G. (2002) también, relacionan la fase sensible para la
ganancia de fuerza con el pico máximo de crecimiento, los 2 años anteriores a éste y en
el año posterior al mismo.
De estas investigaciones y otras, se desprende que,como indican J. J. G. Badillo y J.
Ribas (2002): “….no parece tener ningún sentido, por ejemplo, decir que los jóvenes no
han de comenzar el entrenamiento de fuerza hasta los 17 o 18 años, si es a esta edad
cuando precisamente los hombres han terminado su fase óptimapara mejorar la fuerza
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y en las mujeres ya terminó mucho antes. El momento de comenzar el entrenamiento de
fuerza, está en relación con las necesidades de fuerza de la especialidad, pero,
probablemente, en la mayoría de los casos sea de iniciar antes de lo que se propone
normalmente”.
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS GENERALES EN LA INICIACIÓN AL
ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA
Como se ha podido comprobar a lo largo de la exposición de este tema, el
entrenamiento de la fuerza en niños y jóvenes no es sólo posible, sino recomendable.
Ahora bien, como paracualquier entrenamiento de otro factor motor se debe ser
prudente, aplicar el sentido común y sobre todo, mantener rigurosamente las
recomendaciones, que en forma de principios metodológicos, nos ofrecen los científicos
del Entrenamiento Deportivo y del Desarrollo Motor. De la revisión de los mismos,
aparece un grupo que se repite insistentemente entodos ellos y  que puede ser
considerado como fundamental y son los siguientes:
“Conocimiento preciso dela técnica de ejecución de los ejercicios de entrenamiento”.
Esto comporta una serie de consideraciones:
El entrenando debe aprender y automatizarcorrectamente la técnica básica de los
ejercicios y hasta que esto no sea así, no se deben utilizar cargas propias de
entrenamiento, ni progresión en los mismos.
El entrenando tiene que mostrarse psicológicamente maduro para entender y aceptar las
instrucciones técnicas. Sí esto noes así, es preferible esperar hasta que esta situación se
produzca.
El entrenador debe conocer perfectamente la técnica de los ejercicios y sobre todo, las
progresiones pedagógicas para su enseñanza.
Si se considera que determinados ejercicios de entrenamiento de la fuerza, de técnica
compleja, por ejemplo, los ejercicios de Halterofilia o los parciales de los mismos, van a
tener un papel muy importante en el futuro entrenamiento del deportista, convendrá
comenzar su aprendizaje al final de la fase sensible para el aprendizaje motor, que se
sitúa entre los 10 y los 12 años. Lógicamente, se trata de empezar con progresiones
pedagógicas para su aprendizaje, que en ningún caso, suponen utilizar cargas de
entrenamiento propiamente dichas.
“Combinar el entrenamiento de la fuerza con el de la amplitud del movimiento”.
De dos maneras, principalmente:
Los ejercicios de fuerza sedeben ejecutar siempre con los máximos recorridos
articulares y rangos de movimiento.
Deben utilizarse ejercicios de movilidad articular y de extensibilidad muscular, antes,
durante y al final del entrenamiento defuerza.
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“Los instrumentos y artefactos utilizados en el entrenamiento de fuerza deben estar
adaptados a las características antropométricasy morfológicas de los niños y jóvenes”.
“Desde un principio, los ejercicios de entrenamiento deben seleccionarse en función de
la especialidad deportiva concreta”.
Aplicando, en este caso, el principio de “multilateralidad orientada”. La variabilidad es
adecuada en estas edades, siempre y cuando suexceso no comprometa las posibilidades
reales de “adaptación positiva”.
“Decidir el momento de iniciación con el incremento del pico máximode crecimiento”.
Para ello, Cometti, G. (2002) propone medir la estatura periódicamente (cada 6 meses) y
en el momento en que se produzca el primer incremento relativo (porcentual)
significativo de crecimiento, comenzar con elentrenamiento sistemático de la fuerza.
“En relación a los factores de la carga de entrenamiento”.
Con relación a la “frecuencia” de entrenamiento: no entrenar2 días seguidos la fuerza,
ni más de 3 días a la semana. Lo adecuado en la iniciación es de 1 a 2 días por semana.
Iniciar con porcentajes de “intensidad” bajos (40 – 50 %); nunca utilizar un “carácter de
esfuerzo” alto y promover una progresión dela carga constante, pero progresiva y
suave.
Las sesiones de entrenamiento deberían constar de 2 – 3 ejerciciosprincipales y 2 – 3
complementarios. Con 1 a 3 series por ejercicio y utilizando de 6 a 15 repeticiones por
serie (insisto, sin “carácter deesfuerzo” alto). No más de 30 a 45 minutos de esfuerzo
efectivo.
Pese a lo que se realiza y recomienda comúnmente, no se debe comenzar el
entrenamiento sistemático de la fuerza explosiva con ejercicios para el desarrollo del
CEA o “pliométricos” sin un entrenamiento previo de la fuerza dinámica, para los
grupos musculares “fásicos” y de la fuerza estática, paralos “tónicos” o estabilizadores.
El hecho de considerar que múltiples saltos sobre distintos tipos de terreno,
lanzamientos variados(balones medicinales, practicando balonmano, etc.) o las
percusiones y golpeos sobre móviles (tenis, fútbol, etc.) tienen una menor posibilidad de
producir efectos negativos sobre el aparato locomotor pasivo (estructuras constituyentes
de las articulaciones, placas epifisarias, etc.) que un ejercicio de “sentadilla” con una
ejecución técnica correcta y carga adecuada a las posibilidades del niño, es fruto del
desconocimiento sobre las magnitudes y características de los parámetros dinámicos que
concurren en unos y otros. Del mismo modo que, en términos generales, el deportista
adulto en su programación habitual desarrolla las manifestaciones básicas de la fuerza
(fuerza dinámica máxima, resistencia inespecífica de fuerza, etc.) antes de iniciar
intensivamente el entrenamiento de la “fuerza especial” (distintas manifestaciones de la
fuerza explosiva) no parece que exista ningún motivo paraque en el niñoesto no sea
así.
Por otro lado, con relación a los tipos de ejercicios a utilizar durante la iniciación al
entrenamiento de fuerza, en general se observa cierta actitud “benevolente” sobre los
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llamados ejercicios “naturales” de fuerza (ejercicios con la sobrecarga del propio peso
corporal o del compañero) Sin embargo, la realidad es que en muchas ocasiones estos
ejercicios someten al niño a unas exigencias de esfuerzo muy elevadas o a movimientos
con un escaso control durante la ejecución:“dominadas” o “fondos a tierra inclinada”
en los que muchos niños por su nivel de “fuerza relativa” (capacidad de manifestación
de fuerza por kilogramo de peso corporal) sólo pueden realizar 2 o 3 movimientos, lo
que está indicando una intensidad teórica por encima del 90% de sus posibilidades en
ese momento, algo que no parecería adecuado en el caso derealizarse en un ejercicio
con, por ejemplo, una máquina de fuerza. También, se utilizan habitualmente juegos de
fuerza, como por ejemplo, el transporte “acaballo” con la sobrecarga de un compañero,
generalmente, del mismo peso corporal, que no aseguran, casi en ningún momento del
mismo, el más mínimo control sobre la postura corporal.
De todo esto se desprende que resulta ciertamente incomprensible, que se consideren
adecuados y beneficiosos estos tipos de ejercicios y sin embargo, una “tracción en polea
alta” (jalón) o un “empuje en banco” (press de banca) con un correcto conocimiento de
la ejecución técnica, con un control permanente durante todas las fases del movimiento
y con una carga moderada (lo que en estos ejercicios es muy sencillo de programar,
teniendo en cuenta, que se  puede hallar y ajustar la misma con total facilidad y
precisión) sean rechazados de plano para su aplicación al entrenamiento de fuerza en los
niños.
No utilizar nunca pruebas evaluativos (test) al1RM, teniendo en cuenta que, ni siquiera
son recomendables en deportistas adultos y con experiencia en el entrenamiento de
fuerza. Sí se considerara  necesario realizar en algún momento pruebas para la
valoración de fuerza, para ello, hoy en día,pueden emplearse “ecuaciones de regresión”
como las de Brzycki (1993) quepara ejercicios de efecto “generalizado” y hasta 10
repeticiones, permiten hallar el 1RM teórico y el porcentaje de 1RM que constituye un
peso dado con alta fiabilidad y precisión, aplicando las fórmulas siguientes:
• Para estimar el valor de 1RM:1 RM = peso / 1,0278 – 0,0278 X
• Para estimar el % de 1RM:% 1 RM = 102,78 – 2,78 X
Donde X siempre es el máximo número de repeticiones realizadas con el peso utilizado.
REFERENCIAS
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entrenamiento de la fuerza. Aplicación al Alto Rendimiento Deportivo.
Barcelona: Inde.
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Inde.
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Paidotribo.
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Barcelona: Inde.
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física y el deporte de competición. Barcelona: Inde.
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de fuerza para niños y adolescentes. Postura de laSociedad de Medicina
deportiva de Israel” (SMDI).